

En España como en otros países, la diáspora rumana se aleja del europeísmo
A pocos kilómetros de Madrid, en la pequeña ciudad de Coslada, más del 20% de los habitantes son rumanos. Una diáspora que abandonó su tradicional europeísmo y votó masivamente al nacionalista George Simion en la primera vuelta de las presidenciales, con la esperanza de un "cambio".
Cerca de una plaza apodada "la plaza de los rumanos", donde los empresarios solían reclutar trabajadores cada mañana para trabajar en obras, varios de estos expatriados disfrutan de un café con leche en la terraza.
Se niegan a dar sus nombres, pero aseguran que todos han votado por George Simion, el líder del partido nacionalista AUR (Alianza para la Unidad de los Rumanos), que lideró la votación del 4 de mayo, con el 40,9% de los votos, y un resultado aún mejor en el extranjero, donde acumuló más del 60% de los votos (74% en España).
Y a pocos días de la segunda vuelta, que tendrá lugar este domingo, todos tienen "confianza" y dicen querer un "cambio".
En Coslada, hay censados unos 17.500 rumanos, de un total de 80.000 habitantes. En las calles, muchos escaparates son bilingües y se ofrecen viajes en autobús a Bucarest- más de 30 horas de camino.
- Voto de castigo -
En el supermercado Economic Market Discount casi todos los productos son de Rumanía, desde las botellas de cerveza hasta los patés o las verduras en salmuera.
Detrás de su mostrador, Mioara Mohora, una mujer que lleva en España ocho años, envuelve salamis. "Personalmente, quiero un cambio. Y todos en mi país también", asegura esta mujer de unos 40 años, que también ha votado por el candidato de extrema derecha.
"Sí, yo creo que sí", responde cuando se le pregunta si se produjo un voto de castigo en la primera vuelta del 4 de mayo, en respuesta a la anulación, por sospechas de injerencia rusa, de los comicios del 24 de noviembre, en los que se impuso por sorpresa Calin Georgescu, al que se le prohibió concurrir en la repetición.
"Nos quitaron el derecho a elegir lo que nosotros queremos", abundó Mihaela Ionescu, de 48 años, 20 de ellos en España, mientras pesa carne picada en una tienda vecina, la Carmangerie Romaneasca (literalmente "carnicería rumana").
Sin embargo, esta mujer no votó ni el 24 de noviembre ni el 4 de mayo, y tampoco cuenta hacerlo el domingo.
"Los rumanos están desesperados. Necesitan un héroe", afirma cuando se le pregunta por George Simion.
Para Daniel Tecu, presidente de la Federación de Asociaciones Rumanas en Europa (Fadere), existen dos grandes grupos en la diáspora rumana.
Uno, el de los que quieren que su país siga en la Unión Europea, en la que ingresó en 2007. Valoran "cuánto ha crecido Rumanía" en ese tiempo y no quieren "volver a una relación con Rusia", explica Tecu.
El otro, el de los que están "hartos de la corrupción de Rumanía, que han salido enfadados de Rumanía, con mucha frustración", y que en realidad, más que votar a favor de Simion, votan "contra el sistema"
- Decepción -
El restaurante Botosani, frente a la estación de Coslada, justamente recibió la visita hace unos meses de George Simion, que recorrió varios países de Europa antes de las elecciones de noviembre de 2024.
En el menú diario del establecimiento hay sopa de res, 'mici' (pequeñas salchichas), 'ciulama de pui' (guiso de pollo) y, sobre todo, discusiones "intensas", resume el propietario, Florin Padurariu, de 55 años.
"La diáspora siempre ha votado por candidatos proeuropeos", pero ya no, constata Padurariu, que sigue considerándose un europeísta convencido y votó por Nicusor Dan, el alcalde centrista de Bucarest, que llegó segundo detrás de George Simion el 4 de mayo.
El voto de sus compatriotas le decepciona. "¿En 20 años aquí no has aprendido nada? De Europa viven tu madre, tu padre y tus hijos, gracias al dinero que ganas aquí", afirma, como si se dirigiese a ellos.
M.Lenaerts--LCdB